jueves, 24 de marzo de 2011

La intensidad de las palabras



La intensidad de las palabras.

 ¿Nunca una palabra te sonó más intensa con el paso del tiempo?

Estoy descubriendo cosas nuevas en mi, estoy muy preocupado porque parece que como avanza el tiempo mis miedos crecen. Antes una palabra podía pasar sin llamar mi atención, ahora una palabra se puede volver mi mundo o mi cárcel.

¿Qué me pasa? ¿En que momento cambié para ser lo que soy?

Antes sentía que conforme fuera creciendo iba a entender mejor las cosas, las podría manejar mejor, tendría mayor control de lo que pasa a mi alrededor. Ahora veo que no necesariamente será así. La vida es muy compleja, las cosas no son tan materiales como lo aparentan, la objetividad se va perdiendo y las cosas se van como engordando con nuestros puntos de vista sobre ellas. Con el paso del tiempo, con la experiencia adquirida, una manzana ya no es una simple fruta, ahora es una tentación, es una propuesta, es algo prohibido, es algo cercano, es extranjero, es celos, es amor, es traición, es respeto, es el bien y el mal al mismo tiempo, es pasión, es color, es color rojo, es color verde, es color amarillo, es perfección, es dureza, es sabor, es compañía, es regalo, es elogio, es inocencia, es pretexto, es tradición, es símbolo, es metáfora y es un largo etcétera.

Me ha gustado privilegiar el intelecto sobre el sentimiento, pero no puedo negar que lo más sublime que he experimentado esta en el sentimiento, la razón nunca me ha dado momentos más intensos.

¿Qué clase de alucinógeno es el amor que te hace ver las cosas desde otros ángulos? ¿Qué pasa por tu corazón que no puedes ver con objetividad la vida?

Así como el borracho se mantiene alcoholizado para que nunca llegue la cruda, ¿Cómo puede uno permanecer con algún cierto grado de amor en la sangre para que las palabras tengan un tono diferente?

Pero no seamos injustos, el pobre alcohol no tiene la culpa, el alcohol es un invento del hombre que descubrió sus propiedades para alterar la conciencia y las aprovecha para sus fines personales. Creo que el amor no altera nuestra conciencia, pero si pervierte nuestras percepciones de las cosas, las pervierte rico.

El ejercicio de la mente es algo que me llena mucho, me encanta pensar, procesar ideas, sacar algún tipo de provecho de la gran capacidad que hay en la mente para exprimir las ideas moldeadas en palabras y generar un gran postre que vuelve locos a los que lo prueban. En este afán llego a la siguiente idea: Tal vez hay una relación entre la posesión de las cosas y la intensidad de las palabras.

Me viene a la mente la idea de viajar ligero, de no cargar cosas que no son mías, de no pelear batallas que no son mis batallas, de no reclamar como mío algo que no importa si es o no mío.

Tal vez el paso del tiempo me ha permitido, así como cuando era niño, que recogía cosas maravillosas del suelo para crear supermáquinas con las que jugaba; ahora recoger experiencias, situaciones, sentimientos, anécdotas, amistades, incluso personas,  que siento de mi posesión y eso me haga reclamarlas, pelearlas como solo mías.  Debo dejarlas libres, soltarlas, no son mías, nunca lo fueron y nunca lo serán, solo compartimos instantes que han llenado de felicidad mi vida.

Carlos